La Huelga de la Dignidad
Al margen del éxito obtenido en el día de
hoy, quiero decir algo que para mí es evidente:
NOS HAN DECLARADO LA GUERRA
El mundo en su conjunto es muy complejo,
ya lo sabemos, pero ya no nos dejan vivir con la ilusión de que la JUSTICIA no
es una utopía. Nos quieren reprimir hasta el punto de hacernos creer que no es
posible sostener una sociedad en la que los DERECHOS HUMANOS sean lo
prioritario.
Hay mucha gente que se lo ha creído, que
se lo sigue creyendo...
Quieren que aceptemos la derrota, el
hundimiento de las ideas, el fracaso de la lucha social a lo largo de los
siglos. Quieren que olvidemos el sufrimiento de nuestros antepasados, sus
sacrificios de sangre y muerte.
El mundo, tal como lo conocemos, se ha venido abajo.
El mundo, tal como lo conocemos, se ha venido abajo.
Muchos han sido los síntomas, no nos
engañemos y, aquél que ha querido verlos, los ha visto hasta que, finalmente,
les hemos dado la llave de nuestras vidas a los que manejan el dinero. Pero el
dinero lo genera el trabajador, el obrero, el pequeño empresario, el comercio
familiar, los que tienen ideas innovadoras.
¿Cuándo nos daremos cuenta de que los
ricos, son ricos a costa del trabajo de otros?
Hablando en términos de decencia y
honestidad, claro.
¿Cuándo nos daremos cuenta de que, si
dejamos que los Gobiernos defiendan a los grandes empresarios y a los bancos,
lo perdemos todo?
¿Cuándo entenderemos, que la derecha
ideológica NUNCA moverá un dedo por los derechos de las personas a no ser que
se vean forzados por las Leyes que nos protegen? Mucho más, cuando la derecha
es una derecha como la española.
Ésta, está siendo una HUELGA POR LA DIGNIDAD.
Ésta, está siendo una HUELGA POR LA DIGNIDAD.
Han querido convencernos de que hemos
vivido por encima de nuestras posibilidades… puede ser, yo conozco a algunos,
sin embargo me niego a creer que unos pocos tarambanas hayan destruido el
equilibrio mundial del dinero.
Todas las personas trabajamos para tener
una vida mejor, más cómoda y por encima todo, para propiciarles a nuestros
descendientes un futuro estable y digno.
La gente, las personas que conforman un
país, no son delincuentes por definición. Son seres con sentimientos, con
necesidades, con ilusiones, con esperanzas, con alegrías y penas, con ideas y
con fuerza para salir adelante aún en los peores momentos de sus vidas.
La Historia de la Humanidad se ha nutrido
de seres especiales por su generosidad y entrega, por su inmensa capacidad de
trabajo, de sacrifico, de sufrimiento. Ellos son los que, a lo largo de los
siglos, nos han ido dejando el éxito de sus triunfos contra la crueldad y la
injusticia. Su herencia nos ha llegado hasta nuestros días. Su legado, ha sido
la mejor fortuna que el ser humano puede agradecer a sus ancestros: los valores
que humanizan a las personas. La dignidad.
Después de cada objetivo conseguido, de
cada adelanto social, iban quedando agazapados entre la bruma de las tinieblas
y a la espera de nuestros descuidos, los poderosos, que tenían que ir reculando
a medida de la presión a la que se los sometía.
Así se luchaba, con miedo pero con
sacrificio, aguantando amenazas y represalias, soportando hasta la
incomprensión de la propia familia si hacía falta.
Hasta la muerte.
Y así hemos llegado hasta hoy, con LA
DECLARACIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS Y DE LOS DEL TRABAJADOR aceptados, firmados
y reconocidos en nuestra Constitución.
Parecía que la maquinaria funcionaba.
Parecía que el respeto por la dignidad y el compromiso era verdadero. Incluso
nos permitíamos preocuparnos por países menos favorecidos, luchando por
desterrar el hambre, la enfermedad y el dolor.
Y, mientras estábamos distraídos con
nuestras rutinas y nuestros problemas, con la crianza de nuestros hijos, con el
cuidado de nuestros enfermos, con la búsqueda de un trabajo mejor, de una casa
o un coche más grande, mientras intentábamos ser mejores personas, más
solidarias y más comprometidas con el dolor ajeno, NOS HAN DECLARADO LA GUERRA.
Nos han “montado la mundial”
Nos han hecho una estafa tan grande, que
recorre el mundo de mil formas injustas y crueles. Hemos vuelto al principio.
La Historia, se repite. Hay que volver a empezar.
La Historia, se repite. Hay que volver a empezar.
Y aquellos que antaño aprendieron a vivir
en las tinieblas, esperando errores de confianza por nuestra parte y que se
escondieron tras la aparente aceptación de unas reglas dignas de justicia e
igualdad, han sacado las pezuñas de su pocilga y andan relamiéndose ante las
nuevas posibilidades que les hemos proporcionado quizás, ingenuamente.
¿Debemos sentirnos culpables?
¡Rotundamente no!
Los que no hemos robado, los que no hemos
engañado ni especulado con el dolor de la gente, no debemos sentirnos los
causantes de la crisis. Y voy más allá: incluso los que lo hayan hecho en algún
momento de sus vidas, tienen derecho a rectificar y a contrarrestar el mal
ejercido sobre los indefensos o, al menos,
intentarlo.
Las decisiones las toman las personas.
Así, aquellos financieros, políticos y demás gente de perverso poder que desde
la oscuridad de sus despachos deciden quién ha de comer y quién ha de morir,
son los responsables, los culpables sin ninguna duda, de todo lo que le
acontece al mundo.
¿Cuándo nos daremos cuenta de que el mundo
puede cambiar si nosotros queremos que el mundo cambie?
La fuerza está en nosotros. Y las ideas,
las convicciones, los valores humanos, las manos para trabajar y el corazón
para no desearle a tu semejante, lo que no quieres para ti.
La huelga general de hoy, ha sido por la
DIGNIDAD.
Hoy es el primer día del comienzo de una
nueva era, porque vamos a cambiar el mundo.
NOS HAN DECLARADO LA GUERRA, pero ellos
son trogloditas y nosotros, gente con dignidad…
¡¡¡A POR ELLOS!!!
Queralt Berga.
14 de noviembre de 2012