martes, 5 de junio de 2012

Tres historias reales...

Hoy os contaré tres historias.
Reales.
Auténticas.
Han pasado delante de mí...


Historia Nº 1

- Hola...
- umm
- ¿A dónde vas?
- agggrrr
- ¿Estás enfadado?
- ¡Va! Si es que... agggrrr
- ¿Conmigo? Mira, si te he hecho al...
- ¿Algo de qué? ¡¿Me has hecho algo?! Pues eso...
- Pero, ¿ adónde vas?
- Ufffff... arrrrrrrrrrgggg
- ¿Te acompaño?
- Brrrrr... ufffffffff... aggggrrrrr
- Bueno, adiós... ya te dejo en paz... por lo visto te estoy molestando...
- Agggrrrrrr!




Historia Nº 2

La verdad es que no quería llegar tarde así que, rápidamente me dirigí hacia la cafetería donde había quedado con Sara. Miré el reloj. La hora justa. Y aún me quedaba subir la cuesta. Sin embargo, al pasar junto a la tienda de "TodoPlata" no me pude resistir y me acerqué al escaparate.
La parejita que iba detrás de mi me echó delante. No estaba segura pero me había parecido oírlos discutir, muy bajito, casi cuchicheando. Pero como no suelo fijarme en lo que hacen los demás y mucho menos cuando llevo prisa, no le dí más importancia.
Cuando acabé de ojear las pulseritas, los broches y demás chorraditas, me tomé en serio compensar los minutos perdidos.

- Mi amor, no te pongas triste...
- ¿Y cómo no? Hoy tampoco tenemos nada para cenar...

El acento sudamericano que tanto me gusta por meloso y sensual, acentuaba mas aún el significado de las palabras, dichas muy lentamente y casi en un murmullo.
Ahora iba yo detrás de ellos y, como no había nadie más en la ancha acera, tenían la sensación de íntima soledad. No quería escuchar, pero tampoco podía evitarlo. El muchacho joven y muy moreno le decía a su pareja:

- ¿Y qué más da? ¿Acaso tienes hambre? Yo no... ¿tú sí?

Ella callaba haciendo pucheros. Y él insistía:

- Te quiero más fuerte amor, no te quiero débil. Saldremos adelante, ¿sí?

Ella lo miró y se acurrucó en su hombro sonriendo:

- No mi amor, no tengo hambre y si me da, te como a ti...

Los dos rieron y se apretaron más uno al otro. Los adelanté discretamente acelerando el paso.
Cuando Sara se disponía a entrar a la cafetería, yo llegaba. Habíamos quedado para ponernos al día de nuestras penas y para celebrar su cumpleaños con una tónica y las patatitas que ponen para acompañarlas. No hay para más.



Historia Nº 3


- Ahora no tengo tiempo...
- Rubén, he quedado con ella que le diríamos algo a lo largo del día...
- Joder! Que es un trabajo de mierda, tampoco es para tomarlo con tanta urgencia.
- Hombre, la chica no tiene nada...
- Pues mira, no tengo tiempo...
- Ya, pero lleva años en paro así que, cuanto antes le digamos algo mejor, para que no se haga ilusiones, por ejemplo. O para que deje de sufrir. Pero bueno, haz lo que quieras. Tu amiga ha llamado dando referencias y asegura que es una buena chica, muy educada y preparada. Que podemos confiar en ella porque es muy discreta. Yo ya te lo he dicho. Haz lo que quieras...

Rubén, se lo quedó mirando y casi le gritó:

- Oye, que me voy de vacaciones y no tengo tiempo para ésto, ¿vale? Cuando vuelva hablaré con Luís. No creo que ponga impedimentos así que, la contrataremos y ya está, pero de momento, hasta que yo no vuelva, nos apañamos. Por cierto, la chica ésta, sabe que sólo son tres horas por la tarde, ¿no? ¡No vaya a pensar que le vamos a pagar mil euros!

Antes de acabar la última frase, Rubén ya se había olvidado del tema. Y cuando se fue camino a casa, iba pletórico y con ganas de hundir sus pies en las arenas blancas del Caribe. ¡Menudo mes le esperaba!


Queralt.

Sobre las autorías:

La mayoría de las fotos que ilustran este blog las he recogido en la red y son anónimas pero, si alguien se siente vulnerado en la autoría de alguna de ellas, no tiene más que decirlo y serán suprimidas o, se hará constar el nombre de su autor.

Mi Kay, mi perrita...

Mi Kay, mi perrita...