“Desafortunadas manifestaciones" sobre las niñas y la píldora poscoital
El Defensor del Menor enjuicia a Telemadrid
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Vergüenza ajena. Indignación y rabia ante una actitud tan hipócrita. Son mentirosos, crueles, intolerantes, insolidarios, marranos, estúpidos. Son abogados, farmacéuticos, empresarios, políticos, padres, abuelos, amigos, compañeros, radicales, fundamentalistas, curas y demás fauna ibérica que están dispuestos a cualquier cosa, incluso a generar el mayor de los desequilibrios con tal de conseguir ganar, ganar, ganar, ganar, ganar… ¿ganar qué, seres impresentables? ¿Unas elecciones? ¿De verdad pensáis, sucedáneos del ser humano, que vais a conseguir devolvernos a un pasado que echáis en falta? ¡Que os den! Pero, ¡que os den ya!
No voy a ser comedida y decorosa con este tema. No pasaré por él sin gritar un poco.
Me dan asco. Mucho asco. Porque quieren imponer sus principios a todos. Principios basados en la mentira y en el deshonor más rancio que se pueda imaginar. Porque, mientras ellos viven su prodigiosa perfección (apartaos que vomito), quieren negar la auténtica realidad. Mientras nos negaban el divorcio y el aborto, ellos lo solucionaban con un “me voy a por tabaco” o un “ahí te quedas” (después de todo, como cualquier otro mindungui), y organizaban para sus adoradas hijitas, desde su posición privilegiada, viajes a Londres para arreglar lo que habían hecho.
Han ocultado a hijos enfermos que les avergonzaban, a vírgenes reparadas, a los y las amantes, desfalcos, engaños y luchas de poder… han ocultado debilidades sexuales que atentan contra la integridad de los indefensos y de los inocentes, han echado, humillado, ofendido, machacado a todo el que han podido…
Que nos dejen con nuestros pecados, con nuestros errores, y que se ocupen de sus propios pecados y de sus propios errores pues, sin duda, serán tantos y tan malos como los nuestros.
Que aparten a sus familias, a sus amigos y a su gente de todos nosotros porque somos muy malos, somos asesinos y delincuentes. Que se protejan de nuestra rebeldía y se reúnan todos ellos en comandita aparentemente perfecta y se vayan a otro planeta, a otro mundo, donde se puedan dar candela entre ellos…
¿Qué les autoriza a juzgar a la mujer que se ve abocada a una solución tan drástica? ¿Alguien piensa en realidad que abortar es agradable? ¿Algo que se decide así, como se toma un café? ¿Quién puede pensar que abortar es una solución que se baraja cada mañana mientras te lavas los dientes? ¿Cómo alguien puede imaginar que una mujer que tiene que tomar dicha decisión ha de ir a la cárcel? ¿Los que han robado y le han quitado el pan a los hijos de otros, los que les han negado un futuro estable, esos no han de ir a pudrirse entre cuatro oscuras y mugrientas paredes? ¡Por favor!
Haced con vuestra moral hipócrita el sayo más grande que os dejen o podáis pero, no nos metáis en vuestras gestas liberadoras pues, ésta pica que queréis llevar a Flandes, la estáis clavando en el corazón de los que no saben defenderse de vosotros.Soy afortunada porque no tuve que enfrentarme a una situación semejante pero, aquí dejo mi inmenso reconocimiento para todas aquellas mujeres que no han podido o no podrán vivirlo como yo.
Cuando me muera, prometo hablar con el Dios de TODOS para que los exima (a ellos, a los perfectos), de mis pecados y de mis errores pues, después de todo, serán los míos y no los suyos. Aunque, seguramente, no hará falta pues, ÉL, esas cosas ya las sabe.
Queralt.
A mi forma de entender, el progreso, en sí mismo, es el TODO. Porque nada permanece. Porque todo está en continua evolución. El progreso, es y será siempre, el trampolín, la escalera o el peldaño, la ventana abierta, las letras que hemos leído, el viaje que hemos hecho, la conversación y la broma, el silencio, la reivindicación de nuestros derechos, la compasión, la libertad, el compromiso y la responsabilidad, la vacuna de la viruela, la leche y el café, poder gritar de felicidad, soñar con ilusión, dormir donde queramos, vivir sin miedos, poder comprar lo que necesitemos, ayudar, acompañar, escuchar, reír, defender aquello en lo que creemos, olvidar lo que nos hace daño si queremos y empujar el dolor a extramuros de nuestro corazón...
Progresar significa dejar cosas atrás. Porque todo lo material no nos cabe en la mochila. Porque no hay palacio que pueda contener semejante envergadura. Por eso, alguien en algún momento de la larga Historia de la Vida, nos hizo un gran regalo, nos ofrecieron un lugar donde darle cabida a tanto como íbamos a progresar. Ése sitio se llama cerebro. Y en él, sí cabe nuestro progreso.
No importa lo que hagas, puedes dejar atrás tu vieja silla, puedes olvidar los recios portones que retenían tu vida, puedes sentirte progre y reivindicativo, puedes gritar lo mucho que sientes la injusticia, puedes sentirte más demócrata que nadie... más tolerante que nadie... no importa lo que hagas... si no tienes claro que progresar, es avanzar desde uno mismo, no sirve de nada lo que digas y prediques.
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