jueves, 23 de abril de 2009

... y no estoy en Las Ramblas...

Una rosa para las amigas y, para los amigos, si la quieren, también, porque la belleza es necesaria para vivir y, además, en esta casa no andamos con remilgos.

Un libro para los amigos y, para las amigas, si lo quieren, también, porque la literatura es necesaria para todos y, en esta casa como ya sabéis, tampoco ahorramos en cariño.
Un trocito de pastel para todos, que estoy segura, os apetece ésta maravilla.

Porque, todos sabéis que hoy es Sant jordi, ¿no?
¡Pues a delebrarlo!
Que es el día del libro, de la rosa y del amor.
http://www.gencat.cat/catalunya/santjordi/cas/llegenda.htm Felicidades a todos, a todos los que me queréis y a todos los que casi no me conocéis, éso no importa.
Hoy es Sant Jordi y no estoy paseando por Las Ramblas, pero sí en vuestra compañía.
Queralt.

miércoles, 22 de abril de 2009

¿Nos levantamos?

Me ha impactado el vídeo, por eso quiero compartirlo.

¿Nos levantamos?

Cuando caemos, ¿cómo nos levantamos?

¿Llenos de rencor y sintiéndonos tan desgraciados que permitimos que la amargura y el miedo, en el mejor de los casos, nos atenace?

Y conste, que esta reflexión, la aplico en primera persona.

Queralt.

sábado, 18 de abril de 2009

Crisis, crisis, crisis...


No voy a negar yo, ¡líbreme Dios!, la realidad de la crisis que sufrimos.
Me lamento y me preocupo. Me asusta el porvenir y las consecuencias.
Sufro ante el dilema y el desamparo.
Escucho cómo algunos lloran y sufro como algunos roban.
Elucubro y medito, como si tuviera la posibilidad de encontrar la brillante idea que nos aporte soluciones...
Es decír, no vivo ajena al devenir del mundo.
Vivo con dolor todo lo que está pasando.

La radio me acompaña, me informa, me entretiene. Pero también me solivianta.

La televisión me provoca jaquecas, me enfada, pero me proporciona imágenes que hacen de la realidad, un drama que está alcanzando dimensiones descomunales.

La prensa escrita, que es de la que más me nutro y alimento, me facilita cientos de matices y pequeñas noticias que, al reparar en ellas, hacen que mi visión de las cosas sea personal e intransferible... aunque supongo que habrá otros en este valle de lágrimas que opinen igual o parecido.


Voy conociendo historias espeluznantes de tristes consecuencias, pero también sé de auténticos depravados que están aprovechándose de la situación límite de aquellos que no tienen ni salidas ni soluciones. Y hablo de pequeños, medianos y grandes empresarios a través del engranaje cruel de la maquinaria capitalista, de bancos, de encargados de comercios y fábricas, en fin, de cualquier persona que ostente algún tipo de poder sobre otro. Porque no todos los que dicen estar casi en la banca rota, hablan con la verdad.

Pero hay otros que nos llevan mucha ventaja en esto de la crisis.

Hay quien, desde hace años, se están muriendo literalmente de hambre.

¿Por qué "nuestra crisis" es más importante, más grande o está más necesitada de soluciones inmediatas que "la otra crisis", la de la hambruna endémica del mundo?

Somos tan egocéntricos y tan materialistas, que en realidad, nos merecemos lo que está pasando.

Más dinero, más acciones, más liquidez, más hipotecas, más préstamos, más pisos, más coches, más viajes, más ostentación... ¡más leña!
La locomotora se ha estropeado.
Los ladrillos se han roto.
La confianza, no existe.
La pobreza, nos amenaza.

No entiendo de números, ni de cálculos, ni de euribores, ni de intereses, ni de porcentajes, ni de valores... en realidad no entiendo de nada, pero sí sé observar y escuchar a las personas. Esto me capacita para dar una opinión: conocer, un poquito, el dolor del ser humano que me es cercano.
Como cada cual que me está leyendo.
Y todos sabemos, también, que más sufre el que menos tiene.
Y que, cuando hay una crisis, el que sale perdiendo es el de siempre, aquel que tiene las manos vacías.
Y sí, todos sabemos que la gente de a pie, o sea nosotros, pagaremos los platos rotos.
Las entidades sociales que se dedican a ayudar a la gente están saturadas.
Los coches se venden. Y los pisos, y los recibidores, y las mamparas de baño...
Los vestidos de novia, los discos antiguos, los patines olvidados.
Si acaso somos de los padres afortunados que vieron emanciparse a sus vástagos, ahora los ayudamos a comer y a pagar el alquiler, si no, perdemos definitivamente la esperanza de verlos partir a vivir su propia vida.
El futuro es duro, hostil, negro como un barril de crudo...
Después de todo lo dicho, me queda alguna pregunta por hacer:
¿Dónde está la crisis? ¿En los bolsillos del parado?
¿Por dónde anda? ¿Por los bancos asolados?
¿Cómo se calibra? ¿Como lo hacen algunos empresarios?
Después de todo lo dicho, me queda una última duda...
Una gran, enorme, desdichada duda...
Que me acecha cuando veo, leo o escucho que:
Las entradas a conciertos famosos se venden en media hora.
Se compran pisos, sin rebajar el precio.
Las colas para comprar las maquinitas de última generación, dan la vuelta a la manzana sin importar lo que cuesten.
Las agencias de viajes, siguen haciendo buen negocio.
Los yates, se siguen vendiendo.
Los castillos se siguen comprando.
Los restaurantes, siguen llenos.
Las playas se siguen poblando con la misma ánsia de siempre.
Los cofrades pujan seis mil euros para portar una imágen.
Se paga tropecientos euros por diez kilos de "campanu".
Se lucen uñas de porcelana a cincuenta euros por mano.
La gente se sigue casando a precios sacrílegos.
¿Sigo...?
¡Pa'qué!

RECAPITULANDO:

¿Dónde está la puta crisis?
Sólo en la puta realidad de algunos desgraciados...
Como siempre...
A lo largo de la puta Historia de la Humanidad.
(Perdonadme si podéis, por las putas formas que, ya al final, no he sabido reprimir.)

Queralt.

lunes, 13 de abril de 2009

Soy folklorica...

La Semana Santa.
La exhibición de nuestras tradiciones más viscerales...
Hay quien se queja de las costumbres ajenas menospreciándolas pero, "nosotros" tenemos las nuestras, las que nos han tatuado con el fuego ardiente del miedo, que tampoco son moco de pavo...
Somos un país aconfesional, pero la Semana Santa es fiesta nacional. Y antes de la Semana Santa, la Navidad.
No reniego de los sentimientos de bondad que quisieron implantar en mi corazón y a estas alturas de la película, tampoco me importa que lo hicieran a través de la doctrina cristiana. Sin embargo, me declaro contraria a la Iglesia Católica y a toda su jerarquía, que es capaz de unirse al poderoso para garantizar su pervivencia en el mundo terrenal, aunque dicha actitud les separe de lo que deberían defender y, sobre todo, de lo que "su" Jesús proclamaba.
Creo en los "milagros", porque los he percibido en mi vida, y creo en lo paranormal porque considero las capacidades del ser humano inmensas y desconocidas así que, podría creer en la resurrección de los muertos, básicamente porque también creo en la reencarnación desde la visión del budísmo.
La Semana Santa para mí, es folklore.



Las contradicciones son, del total de los poros de nuestra piel, la mitad de todos ellos. Al menos en mi caso que, siendo como soy contraria a todas la guerras del mundo, aunque sean las de espuma en los garitos veraniegos, me siento subyugada por todo lo militar y, especialmente, con la marina (y le pasa a una que ni sabe ni quiere aprender a nadar). Por eso, os dejo dos vídeos del piquete de Infantería de Marina, uno de ellos desfilando en la Semana Santa de Cartagena.
La primera vez que los ví, casi se me para el corazón y sí, aunque os quedéis flipaos, he de decír que también lloré con una emoción difícil de explicar.
Ver el paso firme, ver las caras de cerca sudorosas y con la mirada cansada aunque sin permitirse ni un pestañeo, sentir cómo retumban en el suelo sus pies de infantes adiestrados fuertes y recios, notar cómo lo sienten, cómo lo viven... ver las gorras saltar al mismo paso, dejarte llevar por la música... observar cómo hacen el cambio del arma, cómo toman las curvas...
Para mí, es tan intenso, que todos los años me resulta igual de emocionante.
En fín, quiero hacerle un humilde y sencillo homenaje a mi cartagenero de cabecera, consorte y partícipe de mi vida durante más de treinta años. Él sabe lo que siento porque lo vive a mi lado pero, también quiero pedirle que reconozca su propia contradicción:
"El San Juan" o "La Salve" a la Vírgen, así como la Procesión de los Pescadores" por ejemplo y por mucho que se mitifiquen, siguen siendo folklore... ¿no?

miércoles, 8 de abril de 2009

Adiós, amiga...


http://es.wikipedia.org/wiki/Mari_Trini

http://www.maritrini.com.es/maritrini/menu/index.php

Tú, que acompañaste lo más tierno e inocente de mi joven vida.

Tú, que me ayudaste a descubrir que podía poner nombre y palabras a lo que sentía.

Tú, amiga, que nunca te ví ni me viste; tú que cantabas y soñabas; tú, que buscabas y encontrabas... me escribiste la banda sonora para un mundo que acababa de estrenar.

Gracias. Y feliz viaje de vuelta.

Queralt.

viernes, 3 de abril de 2009

¿Se puede...?

Hace mucho tiempo, una madrugada de julio del noventa y cinco, hacía mucho calor y media casa estaba amontonada sobre la otra media porque los pintores a las ocho de la mañana empezaban su tarea... de pronto, me dio como un ataque de enajenación, una prisa enorme por salir corriendo, una desesperación inmensa por cambiarlo todo... y fui consciente de la locura transitoria en la que estaba cayendo... y también de que la soledad la multiplicaba así que, me dejé llevar y me puse a escribir, ya que éste ejercicio de cuerpo y mente, me cura siempre todos los males.
No supe del resultado hasta pasados un par de días pues, en realidad, no pensé que hubieran muchas frases coherentes, de modo que ni siquiera lo había releído. Lo que tenéis a continuación es todo lo que escribí sin cambiarle una palabra, aunque alguna coma tuve que agregar claro, porque el rítmo que llevaba aquella noche era frenético y lo hubiéramos tenido que leer casi sin respirar... jejejeje
Espero que os guste, aunque sé que no es fácil.
Por cierto, las primeras frases son cantadas, ¿recordáis la canción "Abusadora"?


"¿SE PUEDE…? "


¿Se puede abrir la puerta…? ¡Oh! Gracias…
¿Qué hiciste…? ¡Abusadora…! ¿Qué hiciste…? ¡Abusadora…! ¿Qué hiciste…? ¡Abusadora…! ¡Abusadora…! ¿Qué hiciste…? ¡Abusadora…! ¿Qué es eso…? ¡Abusadora…!
Todo patas arriba. Pero no importa, mañana, será otro día.
Me asomo a la ventana y el pico de una estrella perdida me roza la frente… “¿Qué es eso?” me pregunto, y gotas de luz dorada que disparan palabras en clave de Sol me dejan sobre la boca el sabor de una respuesta. Recojo el rocío musical con los dedos temblorosos, después, coloco cada fonema en orden sobre la sombra de un suspiro de curiosidad y, al instante, explosionan todos ellos formando una traslúcida cascada: mil pétalos de besos en flor me ayudan a sentir muy cerca su rumor.
El río, vencido por el peso de Pepa Gorda, la luna, exclama su dolor: “Es un sueño, eres tú ¡abusadora!”.
“He ahí la respuesta”, me dije. “Estaba soñando con el cielo y de repente el cielo cayó sobre mi vientre”.
Como se habían puesto de lado y medio retorcidos junto a la almohada los pensamientos que salpicaban mi cama, me puse a recogerlos con algún interés, seguramente imaginado, porque no sé para qué sirve ese don. Cuando, de repente, vi el sonido de una mano tocando la punta de una ilusión. Quedé petrificada dentro del colchón: “¿Qué puede ser semejante muestra de poder?” pienso, mientras me consuelo moviendo los brazos con el esfuerzo de la imaginación. Y de nuevo, el esplendor de una nube errante me da la solución a esa ecuación irreducible.
“¡Raíz cuadrada de ti mismo!”, grité al edredón. “¡Abusadora!”, me contestó él con aburrimiento, “¡No existe!”
¿Qué hiciste…? ¿Qué hiciste…?. Seguramente es una mala digestión. Los pimientos por la noche… ya se sabe…
Cerré los ojos apretándolos contra mi nuca y la fuerza me hizo notar los huesos de mi poca fe. ¿Para qué mirar si tal vez haya mucho que rezar? Padre nuestro que estás en los cielos…
Espíritus bien amados, en nombre de Dios Todopoderoso, ayudadme en las pruebas de la vida…
Un descomunal pero a la vez recogido y familiar ojo me abanicó con sus pestañas: “Qué grandes tienes las alas querido ángel, ¿vienes a darme un regalo?”, articularon mis neuronas, en huelga de celo desde los noventa. “Noventa puertas tienes que abrir”, contestó aquél iris con el aplauso de su mirada.
Reconozco que hay madrugadas muy delicadas. ¡Hay que ver cómo me tengo que proteger… hasta del gazpacho fresquito me tengo que olvidar! Si es que no puede ser: a mesa abundante rencoroso amante…
Quiero un bebé pequeñito, regordete, con un mes. Que me explique de dónde viene, a qué ha venido y de qué color son las sandalias de Moisés. Un niñito con rizos de saber, con la voz de mi alma, con el mañana envuelto en los pañales y con las manos grandes para acariciar el miedo que forra mi piel.
Busco en el botiquín algo que me ayude a dormir, pero sólo encuentro pastillas para el amor. “¿Quién las ha puesto aquí?”, le pregunto al reloj. Pero las manecillas no me hacen caso, no quieren hablar con una sonámbula porque es malo para su reputación. Ellas, que son tan bien observadas y calculadas…
Si tuviera aquí y ahora a un ser extraterrestre, sabio y ocurrente, me sabría decir si una sola píldora es posología suficiente para garantizar un buen querer.
Estoy sobre las sábanas sin moverme. ¿Qué digo de un botiquín? Habrá sido quizás el vino que tomé. ¿Acaso no fue un cuartillo lo que bebí?
Qué locura de noche a fuerza de conducir cansada y aburrida por autovías de la revolución mental. Pero no, revoluciones no, sólo libertad de pensamiento, espacio abierto al paraíso real o fingido.
El vino estaba malo, estoy segura. Ya me pareció que el paladar se me escocía…
Un frescor agradable entraba por la ventana. Podía ver las partículas de polvo que entraban por ella en formación de lo más castrense. Uno, dos, uno, dos… ¡alto!. Y todas ellas, a la nueva orden y envueltas en brisa de camuflaje, cogieron el aire con los dientes. Empecé a estornudar, pero desperté a Goliath y contuve nuevos ataques, fraticidas batallas entre microbios.
Ya no era yo misma. Me había convertido en una minúscula muestra de dolor y Goliath, mi pequeña tortuguita macho, buscaba mi rastro. Salí corriendo porque sus patas, de repente gigantes, amenazaban con perderme bajo el espacio más inconsistente.
Tenía que defender mi identidad pues, aunque algo mermada, seguía siendo igual que yo misma. Pero mis piececitos, reducidos al tamaño del olvido y conseguidos no sabía muy bien cómo, aplastaron el quejido de mi corazón que, al convertirse en algo tan pequeñito, se había deslizado como una gota recién nacida por entre los caudales de la esperanza.
Una voz suave me habló: “Mira, es una mosquita. Pero no, no tengas miedo, eres tan poca cosa que la mosca no te verá. Y si te ve no se molestará porque no llegas a ser cosita” No le contesté, claro está, porque rápidamente vi que no había sido una voz, sino la estela de Goliath al mover sus ojillos de lagarto disfrazado.
Después de mucho pensar creo que no sé lo que me pasa. Los pimientos, el gazpacho, el vino… no se… tal vez el deseo de viajar por el tiempo o la fantasía llevada a la desesperación. Algo de todo eso puede ser o cualquier otra cosa si es mi placer. ¿Qué sé yo ahora y para qué he de saber?
Asomo con cuidado mi nariz por la ventana del salón, mientras intento averiguar cómo he conseguido separarla de su lugar. Olfateo el delicado aroma de los sueños y la coloco de nuevo en su sitio. “¿Por qué?”, se enfada la puñetera. “No me gustan tus poros. Estaba bien apartada de tu contacto” Y yo realmente lo entiendo porque, vivir en compañía de mi sinusitis debe ser un buen trago de lejía, a medio camino entre el no querer y el desesperar.
Es un gran acertijo la forma en que he llegado hasta aquí. No lo puedo adivinar pero el resultado es auténtico: las ramas más altas del abeto que mi padre plantó en el jardín me adormecen en su regazo. Se está bien. No tengo miedo, ni frío, ni me siento sola, ni siquiera estoy incómoda.
Miro hacia abajo y encuentro mi secuela sobre el suelo. Goliath, aunque preocupado por la nueva forma que no reconoce sigue intentando la captura y, lentamente, se mueve detrás de mi mitad a la que, por ser la más dolorosa le dedico algo parecido a un refrán: “¡Espabílate querida y no, no te distraigas con la sorpresa! Llevas tiempo reducida, ¿de qué te extrañas? ¿De qué te quejas? Puedes subir en cuanto quieras…” Y lloré por ella. Porque no sabía encontrar el rastro del ayer, el que le servía y la convertiría de nuevo en un gran ser. Un ser grande con zapatos del cuarenta y tres y con la talla del que sabe querer.
Las ramas de aquél árbol alquilado por un puñado de alegría y modeladas con precisión científica, me empujaron sobre el aire de la madrugada. Y la madrugada me hizo rebotar en el agotamiento más discreto, casi invisible, que pellizcaba mi cuerpo, para caer casi sin saber, encima de una gran mancha de recuerdo. La mancha me impregnó quedando marcada. Como la pared blanca llena de contornos negros, dejados casi al azar por aquellos cuadros que un día tuvieron o quizás, sólo si el destino lo permitió, ante anónimas miradas, también lucieron.
Madrugada de ventisca solapada en una mente cansada. ¿Qué intentas hacer con mis sentidos? No viviré para contarlo porque, cuando me duerma, no quedará señal de tu largo paseo sobre ellos. Te habrás ido en busca de otros deseos, de otras semillas germinadas para brotar en ellas, si consigues engañarlas. Cuando me duerma morirás conmigo, junto a mí y con mi fantasía más infantil porque, al salir el sol, pediré billete para otro destino, para otro mundo distinto al que me has ofrecido especialmente. Te lo agradezco sin embargo, no creas que soy de esas que se olvidan de un sueño, pero cuando me duerma, morirás conmigo. Porque no hay más remedio para mi cordura y además porque lo decreto pues, en cada acto de entrega al lugar donde me has llevado, siempre hay, al abrir la puerta, un esperado nacimiento.

Queralt.

Madrugada del 14/15 de julio de 1.995

Ahí queda éso.
Por algún motivo, me he acordado de este relato y "necesitaba" compartirlo.
Puede que con él, quiera cerrar un círculo, una etapa, o tal vez solo sea que quiera impresionaros, no lo sé, aunque sí confesaré, que el cava fresquito habló mucho por mi...

Queralt.

miércoles, 1 de abril de 2009

ESPEjito, ESPEjito...


Después de una semana lejos de mi casa y de mis quehaceres cotidianos, por motivos familiares y de salud que han resultado positivos, empiezo la mañana leyendo la prensa y me encuentro con ésto:

No me digáis que no está bien, jejejejejeje.

http://www.elplural.com/opinion/detail.php?id=32248

Os saludo a todos y espero que estéis estupendamente, pues mi dosis de preocupación ha sido importante y necesito volver a "la normalidad" si es que acaso existe algo así.

Me pondré al día lo más rápido que pueda y pasaré a visitaros y a leeros en breve.

Bienhallados.

Queralt.

Sobre las autorías:

La mayoría de las fotos que ilustran este blog las he recogido en la red y son anónimas pero, si alguien se siente vulnerado en la autoría de alguna de ellas, no tiene más que decirlo y serán suprimidas o, se hará constar el nombre de su autor.

Mi Kay, mi perrita...

Mi Kay, mi perrita...